Somos islas.
Y me empecino en querer formar un continente con las islas.
Intercomunicarlas, vencer las soledades, rellenar los abismos, poner puentes sobre los océanos, zurcir las roturas...
¡Todos dicen que necesitan de los otros!
¡Todos andan pidiendo compañía!
Pero son tan poquitos los que se acercan, los que toman de veras tu mano extendida, los que brindan, los que se atreven a recibir...
Sé que a esta hora, por ejemplo, a esta hora en que no puedo dormirme, estas despierta. Que miras, como yo, una película en un canal de cable. Que mientras miras la película pensás en otras cosas, porque no podes concentrarte: la soledad es desconcertante, aburrida, rutinaria, una cárcel sin puertas ni ventanas, sin relojes, sin voces, sin palabras.
Pero si te llamo atenderás el teléfono con voz de sobresalto, dirás que estabas dormida o atenderás como si recién llegaras de la calle y mentirás "me encontrás despierta porque acabo de entrar, fui a cenar con Fulanita (que no conozco); ¡lo pase tan bien!". ¡Basta!
Si querés ser mi amiga, no me mientas.
No repitas jamás lo que te confío.
No te disfraces.
No te avergüences.
No te reprimas.
No te exijas.
No te presiones.
No te marchites.
No dejes de pedirme lo que necesites.
No te calles lo que sientas.
No te asustes de proponerme cosas locas que parezcan chiquilinadas:
Sí, yo escribiré tu carta de amor.
Le preguntaré al amigo de un amigo si ese tipo que te gusta piensa en vos.
Llamare por teléfono a quien me digas para decirle lo que quieras que le diga.
NO te juzgaré.
NO me asustaré de nada que me cuentes.
Te querré aunque seas tan tonta e imperfecta como yo.
Pero eso sí: jamás me mientas.
Porque lo único que hace verdadera la amistad es no mentirse, nunca, nunca, nunca.
No traicionar por nada la confianza absoluta que pongo en vos, que podes poner en mí.
Si ahora comprendiste, podés decirme "Amiga". Amiga mía.
La madre de Shirley Temple ya se estaba creando muy mala fama en el mundillo del cine por las leoninas condiciones con las que negociaba los contratos de su hija y esto dio pie a un sinfín de rumores, como el que dejó a Temple fuera de la famosa serie de cortos "La pandilla" porque su madre exigía para la niña tratamiento y salario de estrella. Esta mala fama era inversamente proporcional a la que se estaba ganando Shirley, ya que era todo un ejemplo de profesionalidad, llegando incluso a ganarse los elogios no solo del público sino de los que trabajaban con ella. Títulos como “Dejada en prenda” , “Ojos cariñosos”, “ La primera coronela” o “Pobre niña rica” hicieron de ella la estrella más taquillera de Hollywood hasta el punto de recibir un Oscar especial en el año 1935, tenía siete años cuando recogió el Oscar a la intérprete juvenil del momento, la más joven de la historia en recibir tal honor. Ganaba 20.000 dólares a la semana, las canciones que cantaba en sus películas se convertían en grandes éxitos, se habían sacado a la venta muñecas a su imagen y semejanza y una línea de vestuario y complementos inspirándose en ella, todas las madres de América querían tener una hija como ella, pero ella quería ser una niña normal. No supo lo que era tener una infancia, es conocida la anécdota en la que Shirley, con seis años, acudió junto a su madre a unos grandes almacenes para ver a Papá Noel y este le pidió un autógrafo.
“El mago de Oz”, la MGM había puesto en pie el proyecto pensando en la también estrella infantil Judy Garland pero temía que esta no tuviese tirón taquillero, así que pensó que era mejor opción tener a la Temple, pero finalmente no se llegó a un acuerdo con la Fox. Viendo el gran éxito que obtuvo 
Una vez casada con su segundo esposo, Shirley Temple Black comenzó a demostrar sus inquietudes políticas. Un rumor que corrió por Hollywood era que en la lista negra elaborada por el Comité de Actividades Antiestadounidenses se incluía el nombre de Shirley Temple. En el año 1938, cuando la actriz tenía tan solo diez años, firmó una postal de felicitación que la 20th Century Fox envió al departamento de publicidad del periódico francés Ce Soir, publicación acusada posteriormente de tener vinculación con el Partido Comunista Francés. Temple no era de izquierdas, se afilió al Partido Republicado, se mostró en contra de la retirada de la Guerra de Corea y apoyó firmemente la Guerra de Vietnam. En 1967 se presentó sin éxito al Congreso por el Estado de California. Tuvo una serie de designaciones políticas, en 1968 fue enviada a Checoslovaquia en los días en los que el ejército de la URSS y sus aliados pusieron fin al intento de apertura política iniciado con la Primavera de Praga. Temple abandonó Checoslovaquia con el regusto amargo de no convertirse en la primera embajadora que tenía los Estados Unidos en una Checoslovaquia libre, pero en 1969 fue proclamada por el presidente Richard Nixon delegada de las Naciones Unidas. En 1974 estuvo al frente de la embajada estadounidense en Ghana, en donde se mantuvo dos años. En 1976 se convertiría en la primera mujer que es proclamada Jefe de Protocolo de los Estados Unidos. Entre los años 1989 y 1992 fue la embajadora de Usamerica en Checoslovaquia, y fue testigo de la Revolución de Terciopelo, que puso fin a la hegemonía comunista. Al finalizar su carrera diplomática dijo: “Es el mejor trabajo que he hecho en mi vida”. En 1987 fue nombrada la primera funcionaria honoraria del servicio extranjero en la historia de Estados Unidos. Algunas grandes empresas como Disney la han tenido en su junta directiva y ha formado parte de la Comisión de los Estados Unidos para la Unesco.
