12 ene 2012

A mi Madre le decian Loca...

A mi madre le decian loca, pero no era loca, era profesora.
 Hablaba diferente. Decia : "los ojos sirven para escuchar."
 Yo tenía diez años de edad. Una  niña no comprende el lenguaje vertical y pensaba
 que quizá mi madre era loca.
Cierta vez me armé de valor y le pregunté: ¿Con qué miramos?
Mi madre me respondió: "Con el corazón".
Cuando mi madre se levantaba de buen humor cantaba: " Hoy me he puesto mi vestido de veinte años". Yo sabía que no tenía veinte años y la miraba,nada más. ¿Qué puede hacer una niña, sino escuchar?
Si mi madre estaba triste decía estar vestida de niebla.
" Hoy tengo ochenta años" -dijo-, cuando desaprobé un curso.
Al fin pude terminar la educación primaria. El día de la clausura llegó tarde. Se disculpó diciendo: "Hijita, me demoré porque estuve buscando mi vestido de Primera Comunión, ¿No ves mi vestido de Primera Comunión?". Miré a mi madre y no estaba vestida de Primera Comunión.
Después tuvo ese accidente fatal. Me llamó a su lado, cogió fuerte mis manos y dijo: "No tengas pena, la muerte no es para siempre" .
  Pensé: mi madre no se da cuenta de lo que habla. Si uno muere es para siempre. Era niña y no entendía sus palabras. Ahora tengo cuarenta años y recién comprendo sus enseñanzas.
Sí, Madre. Podemos tener 20 años y al día siguiente ochenta. Todo depende de nuestro estado de ánimo.
Los ojos sirven para escuchar porque debemos mirar con atención a quien nos habla. 
Para conocer la realidad esencial de una persona, tenemos que mirarla con el corazón.
La muerte no es para siempre, sólo muere lo que se olvida y a mi madre la recuerdo porque la quiero.
Ahora -en sueños platicamos- nos reímos de su método de enseñanza.
Aprendí a mirar con el corazón.
Una noche me dijo:
"He notado que te molestas si tus amigas te dicen loca y eso no está bien. Es natural que la hija de una loca sea loca".
Entonces -por primera vez- repliqué a mi madre y le dije: "Madre, te equivocas, no siempre la hija de una loca tiene que ser loca; a veces es poetiza".
Por eso puedo decir con orgullo: "A mi madre le decían loca, pero no era loca, era profesora.
Me enseñó a descubrir la vida después de la muerte"

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