21 mar 2012

Érase una vez EL BIKINI....

El bikini, esa prenda objeto de deseo, es mucho más que un par de minúsculas piezas de tela elástica. Y como los grandes profesionales consagrados, no nació ayer, surgió mucho antes, porque que nadie se engañe: mister bikini ¡está en plena tercera edad! Y con 66 añitos, se conserva alegre, colorido, sexy y de moda.

Fue en pleno verano de 1946 cuando Louis Reard tuvo una de las ideas más revolucionarias y provocadoras del siglo pasado. En medio de una sociedad ligeramente reservada y poco iniciada en el destape, el señor Reard dió el bombazo, y de ahí su nombre, porque “bikini” es el nombre del atolón en el que EEUU hizo explosionar su primera bomba de plutonio. Pero si la primera revolvió las aguas del Pacífico, el segundo revolvió y cabreó pero bien a varios sectores de la sociedad. Tanta “pecaminosidad” en tan poco espacio hizo que las autoridades religiosas lo condenasen sin clemencia, y que muchos países lo prohibieran.


El bikini ya existía en la antigua Grecia, pues eso demuestran los frescos en los que aparecen “frescas” haciendo gimnasia con el dos piezas, sin embargo, tuvo su presentación oficial en París, a lomos de la bailarina Micheline Bernardini. Micheline y sus michelines fueron los únicos con un par para atreverse a semejante exhibición de carnes, pues las modelos profesionales de la época no aceptaron el reto. Pero es en los años 60 cuando la popularidad del bikini sube como la espuma hasta el estrellato. Escenas míticas del cine han sido clave en esto, como la de Úrsula Andress cuando hizo de chica Bond, Raquel Welch y su emblemático bikini de piel de mamut y, cómo no, la gran Marilyn Monroe y su foto en bikini luciendo palmito, que despertó el deseo irrefenable y la locura colectiva del sector masculino.


La primera fémina “valiente” que se metió al mar para gozar de un baño fue la duquesa de Berry, en 1822 y tapada hasta las cejas, vamos, que iba totalmente vestida. Pero de algún modo aquello supuso la semilla para que, en 1890, surgiera el primer “traje de baño” (por llamarlo de alguna manera) idéntico en hombres y mujeres, compuesto por camisa, pantalón y calcetines, ¡toma ya!
Afortunadamente, después de sudor, lágrimas, esfuerzo, y 25 años, en 1915 la sociedad dio un gran paso adelante y se lanzó a suprimir los calcetines del modelazo (¡uuuuh..!qué osados) eso sí, tanto riesgo era compensado con el uso de camisones, camisolas largas y faldones para el baño. Mientras, los hombres ya podían lucir piernas bronceadas con pantalones cortos.


1930 es un gran año para la mujer, porque aparece el primer bañador femenino. Tapaba los muslos, era de lana y, cuando se mojaba, podía superar los 3 kilos de peso. Como ya sabemos, en 1946 sale el primer bikini, y en 1960 aparece una fibra que puede ser estirada y tensada de manera exagerada, y gracias a ella fabrican los primeros bañadores elásticos. ¡¡Alabada sea la lycra!!
Desde entonces, la evolución actúa más sobre estilos y estampados, aunque aparecen ideas como el topless o el menos popular monokini (éste era negro y sostenido por dos tirantes, dejando al descubuerto el pecho de la mujer. Me pregunto las reacciones si alguien lo usara hoy en día...)
Los años 60 dan paso a los 70 y las prendas encogen sin parar. Resultado inevitable: ¡el tanga!, inventado en Brasil, paraíso de culos tersos y macizos, por el italiano Carlo Ficcardi.




A la vista de la vertiginosa evolución del bikini, es lógico pensar que ni mucho menos está todo inventado...¿cómo será dentro de otros 60 años?

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